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Somos angelitos

Un regalo muy especial

Tener un hijo con autismo es sentir que Dios te mando un regalo muy especial, el cual te hara aprender cosas que de ninguna otra manera hubieses aprendido... es aprender una de las lecciones mas valiosas "AMOR INCONDICIONAL", pues es amar sin esperar nada.

Dios nos manda este regalo, para que aprendamos fortaleza, paciencia, tolerancia, compasion, amistad... y muchas cosas, que a medida que nuestra alma crece y se expande... al igual que nuestro corazón, aun no se puede cuantificar.

Tener un hijo especial, es convertirse en alguien especial, en Madre especial o Padre especial, y ver las cosas con otra perspectiva, es ver en cada logro, en cada etapa cumplida el exito, pero un exito aun mayor que el que otra persona regular puede obtener.

Este regalo de amor, este angel que Dios nos envia, es la oportunidad maravillosa de tener una vida especial... de ver cada cosa de otra manera, de extender tu mano a otro, y de hablar en un idioma diferente que solo otros padres de niños especiales comprenderan.

Es un viaje, y como viaje a veces alegre, a veces estresante, a veces quieres bajar del tren, a veces experimentas miedo, pero en cada recorrido, en cada etapa, vamos creciendo como personas, como padres, y hacemos de esto toda una experiencia de vida...

Espero, que veas en los ojos de tu hijo especial, ese reto, ese viaje, esas lecciones por aprender, pues desde que recibes a ese bello regalo, tu vida cambia... y como cambia!... y aprendas la leccion mas valiosa de todas:
"Amar incondicionalmente"
Escrito por: Zullymar Guerrero
para sobre-autismo.blogspot.com

sábado, 12 de abril de 2008

El Caso del Poeta Aleman Bigger: Autista Severo

Este articulo es para todos aquellos que tienen un hijo o familiar con autismo y a veces sienten que no pueden penetrar a su mundo, o que definitivamente alli no hay nada. Pues es sorprendente el mundo interior de estas personas. Este joven ya ha escrito 2 libros de poesia.

SU VIDA
BIRGER nació en Berlín el 1 de febrero de 1973. Su madre catequista, Annemarie Selllin y de padre estudiante de derecho, Dankward Sellin. Birger se desarrollaba y comportaba con total normalidad. No había síntomas que hiciesen pensar en un posible defecto psíquico. Al contrario Birger siempre había sido un chico abierto y de carácter alegre, que se hacía querer por todo el mundo, y que empezó a hablar muy pronto.
En octubre de 1974, los padres llevaron a su hijo por primera vez, con carácter de prueba, a un jardín de infancia. Cuando los padres llegaron al medio día a buscar al chiquillo, la madre dice que gritaba como si lo estuvieran matando. Poco después el niño cayó enfermo en sucesivas ocasiones, con importantes recaídas. A raíz de esa enfermedad y de parecer haberla superado definitivamente, Birger era una persona diferente. Empezó a dejar de hablar, sólo balbuceaba algunas palabras su vocabulario se redujo y un día enmudeció por completo. Dejó de reaccionar cuando veía a sus padres y rehuía el contacto con la mirada.
Un año después llevarían a Birger a una clínica que les habían recomendado, clínica infantil y juvenil Wiesengrund.
Allí les dijeron que tenía que permanecer internado seis semanas. Las seis semanas se convirtieron en seis meses. La continua promesa de que acabaría curándose, hacía que los padres se fuesen declarando conformes una y otra vez con la prolongación del tratamiento. El cual no trajo ninguna mejoría para el paciente y la desolación de los padres iba en aumento. Al fin un jardín de infancia integrativo para niños con trastornos de motricidad aceptó acoger a Birger. Durante la estancia en el jardín Friedenau hubo un rayo de esperanza cuando jugando a las cartas del Memory demostró tener facultades cognitivas.
A los cuatro años y medio, los padres a la clínica de la Universidad Libre de Berlín para someterlo a un nuevo examen. Fue allí donde por primera vez se habló de autismo.
Más tarde fue admitido en la asociación Hilfe Für das autistische Kind. Durante los años siguientes pasó por los seis centros de la asociación, escalonados por edades, poco a poco adquirió una cierta independencia. Los padres podían ir a pasear con él o llevarle a la compra.
En mayo de 1983 nació su hermano Jonas, Birger tenía entonces 10 años. Los padres eran relativamente escépticos en cuanto a la reacción de Birger ante el acontecimiento familiar. Sin embargo, tomó enseguida contacto con su hermano y no dejo a dudas que aceptaba plenamente al nuevo miembro de la familia.
En la pubertad el trato se complicó, ahora se hizo cada vez más difícil presentarse en público. Fueron muchas las escapatorias que experimentó Birger y la desesperación de los padres iba en aumento.
Finalmente se presenta la posibilidad de la llamada "comunicación facilitada". Consiste en aportar una ayuda mínima a la persona con bloqueo de comunicación para escribir en la máquina u ordenador. De esta manera el autista saca la fuerza y la confianza en sí mismo que necesita.
Este fue el caso de Birger, quien se vio beneficiado del método inventado por la pedagoga Rosemary C. Birger quedó hipnotizado por las teclas del artilugio pasando las tardes sentado delante del ordenador.
SU LUCHA, ASPIRACIONES. Su única aspiración es llegar a ser como los demás, llevar una vida vulgar, cómoda, apacible. "a ser uno más del rebaño" son palabras textuales de Birger, lo cual nos hace ver la profunda contradicción en la que se haya inmerso, puesto que para el desde un principio el mundo carecía de sentido y éramos nosotros los "normales", los marionetas de turno, influenciables, producidos en serie, y movidos por una sociedad que muy poco valora la autenticidad y la singularidad de cada uno de los miembros. Sin embargo ser uno más del rebaño significa pertenecer a ese conjunto de ovejas, personas que vivimos integrados en la sociedad. Por lo tanto, esta frase muestra el intento y deseo de Birger por pertenecer a nuestro mundo.
ESTADO EMOCIONAL. Birger tiene conciencia de estar sumido en un pozo. Vive en el reino existencial de la contradicción. Este opuesto sentimiento se ve claramente cuando nos dice que "mi soledad alcanza su punto algido/cuando le grito a Dios/cuando le grito a el/ y no recibo respuesta". Para una persona creyente sería sin duda alguna una práctica común y una puerta hacia la esperanza. Pero para Birger, el escéptico Birger, quizás podríamos decir agnóstico, no es sino una llamada, un grito de socorro, de hundimiento de su propia persona, la última bala para acabar con su dolor. Se encuentra en un estado de desesperación incontrolable y desencadenante de los más insólitos sucesos. Se haya perdido, excluido, en el vacío, parte de la nada.
VÍNCULO AFECTIVO Y SOCIAL. Nulo, si acaso con sus padres, con su hermano. Cuando había visitas el niño no reaccionaba, pasaba las horas debajo de la mesa del comedor mientras las amigas de su madre tomaban café sobre la misma mesa. Recluido en su casa donde pasa la mayoría del tiempo no tiene relaciones con sus iguales, ni con la gente de su barrio, ni tiene amigos, solo cuenta con el apoyo de su familia y de algunos terapeutas interesados en la materia.
SUS PADRES. Cuando sus padres tuvieron la noticia que su hijo era autista vieron caer su mundo encima. Trabajo profesional, vacaciones, salidas con los amigos: todo eso eran cosas a las que por lo menos uno de los dos habría de renunciar en adelante. Birger no llegaría nunca a ser un niño normal, al que se pudiese dejar solo o mandar a jugar al a calle. Los ataques incontrolados de furia terminó aislando a su familia. No podían traer a nadie a casa, ni tratar con los amigos, ni viajar, todo lo que podían esperar era poder superar el día. Birger se fue convirtiendo cada día en un problema más grave. Sus padres observaban con preocupación como su hijo se perdía la vida y con ello las suyas.
Por lo tanto vemos como no solo sufre el autista, sino todo su alrededor (aparte de ser un entorno cerrado por la enfermedad que nos acontece), todo un mundo que se implica y se preocupa sufre las consecuencias del mal en mayor o menor medida que el propio afectado.
Pero las puertas a la esperanza se abren para Birger, como se muestra en los textos escritos por el mismo, que quedan recogidos en este libro. Pasando de la más absoluta desesperación, al intento de salir a la luz, a ese mundo extraño y confuso, a nuestro mundo.

El poema:

"ahora por fin escribo un himno sobre el gozo de hablar
un himno para mudos autistas para cantarlo en asilos y
casas de locos
puas de bieldos son los instrumentos
canto este himno desde los abismos del infierno y hago
un llamamiento a todos los mudos de este mundo
haced del canto vuestro himno
descongelad los helados muros
y luchad contra la marginación
queremos ser una nueva generacion de mudos
un tropel con canciones y canticos nuevos
como hasta hoy nunca oyeran los que hablan
jamas encontre un mudo entre los poetas
queremos ser por eso los primeros
y nuestro cantar no puede pasar inadvertido
para mis mudas hermanas son mis versos
para mis mudos hermanos
a nosotros nos oiran y nos daran lugar donde poder
vivir con todos vosotros
en una vida de esta sociedad"
Birger Sellin, 21 de septiembre de 1992.


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